La semana pasada estuve en Barcelona dando una pequeña charla a un grupo de futuras wedding planners. Fue en el marco de un curso para organizadoras de bodas profesionales organizado por My Wedding Planner Academy e impartido por Karen Rodríguez de Bodas Deluxe y Verónica Montalbán de Mediterranean Eventos al que amablemente me invitaron a asistir como ponente junto a Laura Pérez Mayo de Fueron Felices. El curso tuvo lugar en T Society, un espacio con mucho encanto en el centro de Barcelona, lleno de referencias a los orígenes del cine de Pedro Almodovar, ya que fue sede de la prestigiosa productora Figaro Films. Yo, que soy de los que piensan que una boda se disfruta más si cuentas con los servicios de una wedding planner, estuve encantado de poder hablarles del punto de vista de un fotógrafo, de la importancia que tiene la luz en las bodas y cosas así. Pero para mi esta experiencia fue mucho más que hablar delante de un grupo de profesionales de las bodas. Me sirvió para conocer su mundo por dentro, un mundo que yo siempre había percibido como fotógrafo, es decir, de forma “lateral”. Me di cuenta del trabajo que hay detrás de la organización de una boda, de las horas, la dedicación y el conocimiento que son necesarios para ser una buena profesional y poder aconsejar con conocimiento a los novios. Me di cuenta, aunque esto ya lo sabía, que ser wedding planner es mucho más que poner adornos en una boda. Es solucionar problemas sin que nadie se entere. Es buscar alternativas con agilidad cuando la situación cambia de repente. Es empatizar con los novios para diseñar la boda que ellos han soñado, no la que le gustaría hacer a la wedding planner. Una verdadera profesional dedica una gran cantidad de tiempo a sus parejas, que es justamente el tiempo que ellos se están ahorrando. Les previene y aconseja para que no cometan errores contratando proveedores equivocados. Puede incluso hacerles ahorrar dinero porque conoce el sector mejor que los novios y ella, si es buena profesional, buscará lo mejor para sus parejas, no lo mejor para sus propios intereses. Y estas buenas wedding planners de las que hablo se distinguen, entre otras cosas, por su continua formación e interés por mejorar. Como demostraron las asistentes a estos cursos de My Wedding Planner Academy, a las que mando desde aquí un saludo cariñoso. :-)